Artículo redactado para el llibret 2019 de la Falla Maestro Rodrigo - General Avilés
La primera mención documentada de Campanar data de 1242,
cuando el rey Jaume I otorgó esta zona a Gaspar de Espalangas en reconocimiento
a los méritos alcanzados en la guerra “contra
el infiel”. Esto formaba parte de la campaña de reparto de tierras entre los
vencedores contra los musulmanes que habían gobernado la ciudad hasta el año
1238.
El hecho de que no se hubiera documentado hasta ese momento el
nombre de este distrito del Cap i Casal,
no significa que no existiera ya desde hacía algunos siglos un asentamiento en
la zona, con mayor o menor dispersión de población, que hacía que fuera
notable.
Orígenes de Valencia
Orígenes de Valencia
Más allá de la leyenda[1],
Valencia fue fundada en el año 138 a.C. por el cónsul romano Décimo Junio
Bruno. Su misión era la de ser una colonia destinada a proteger las zonas
ocupadas por la expansión de la República Romana y servir de base para nuevas
campañas de ocupación del mar Mediterráneo.
Valentia[2]
se construyó en un terreno urbanísticamente virgen, en un islote fluvial del
río. En un principio fue un espacio amurallado de unas 10 hectáreas, lo que
podría considerarse una gran superficie con respecto a otras ciudades de la
península, pero pequeña en comparación con el resto de colonias romanas.
Imagen 1. Fundación
de Valencia, por Tito Livio.
En el año 75 a.C. Valentia fue destruida como consecuencia de una de las numerosas guerras internas de la República Romana. Aún así, como parte de la Vía Hercúlea, no quedó totalmente en el olvido y fue, poco a poco, vuelta a habitar, hasta que aparece ya mencionada por Plinio el Viejo como un nuevo asentamiento de colonos[3] durante el gobierno de Vespasiano[4]. Llegó a ser una ciudad tan importante como Saguntum y tuvo, incluso, un circo.
Imagen 2. Plano de Valentia durante la época del Imperio
Romano.
La ciudad romana ocupaba únicamente el islote del Turia y los romanos, como magníficos ingenieros, ampliaron la ciudad rellenando y consolidando los brazos fluviales del río[5].
Evolución de la
ciudad
En el año 409 irrumpen en Hispania diversos pueblos
germánicos y caucásicos que se dedicaban al pillaje. Roma, para controlar de
nuevo este territorio, envió a los visigodos[6],
que transformaron la ciudad en cristiana una vez estuvo construido el complejo
episcopal[7].
En esta época, durante el siglo VI, se
produjo la primera expansión extramuros
conocida y la ciudad creció hacia el sureste[8].
A esta primera expansión le sucedieron otras durante los siglos siguientes, aunque es poco conocido por la
escasez de restos arqueológicos.
A principios del siglo
VIII, en el año 711, los musulmanes
entraron en la península y cambiaron radicalmente el orden político y social,
influyendo también en la estructura de las ciudades. Sin embargo, pocas fueron las
transformaciones urbanísticas de la ciudad,
exceptuando los cambios de uso de los edificios o centros de poder[9].
Es interesante mencionar en este punto que durante el periodo musulmán Valencia tenía
dos denominaciones: la ciudad
era llamada Medina al-Turab (ciudad de la arena) y el territorio que
ocupaba la taifa (la región) era
llamado Balansiya, que fue al final su nombre definitivo.
La expansión urbanística de la ciudad viene indudablemente
vinculada al crecimiento de la red de riego de la huerta valenciana. Hasta el siglo XI, la región de Balansiya fue eminentemente rural,
llegando la huerta islámica a ocupar unas 8000 hectáreas. No había grandes
centros urbanos y la capital, Medina
al-Turab era considerada más como fortaleza que como verdadera ciudad.
Alrededor de ella, se organizaban las alquerías
(qarya) o aldeas, en un régimen
general de pequeña o mediana propiedad que predominó hasta el siglo XIII,
momento de la conquista cristiana.
La mayoría de estas alquerías,
que serían un centenar, estaban vinculadas directamente a la red de acequias de
la huerta[10]. Este
sistema se expandió en un principio aguas abajo, es decir, hacia el sureste;
pero cuando se consolidó y se construyó la acequia de Rascanya empezó a
extenderse hacia el norte, ocupando la margen izquierda del río y dando
servicio a las alquerías de Alboraia, Benimaclet y Campanar.
Imagen 3. Red de
acequias en época islámica.
El sistema de riego favoreció la expansión de las casas rurales a lo largo de toda la huerta valenciana. Hoy en día resulta imposible localizar algunas alquerías, en particular las más próximas a Valencia, demolidas en su mayoría para construir nuevas calles y edificios. De otras, solo se conserva el topónimo en algunos barrios de la ciudad, como Benimaclet, Beniferri, Carpesa, Marxalenes o Campanar. Se sabe que las alquerías estaban diseminadas por el campo, su tamaño era considerable e incluía un espacio agrícola que combinaba secano con regadío. Las tierras eran trabajadas de forma autónoma por la población que residía en ellas, manteniendo una relación tributaria con la administración del estado afincada en la ciudad, Medina al-Turab.
Imagen 4. Recreación
de alquerías de la época islámica fuera del recinto amurallado.
En el siglo XII, Valencia fue momentáneamente conquistada para el cristianismo, con la llegada de Rodrigo Díaz de Vivar y sus ejércitos, pero volvió a ser musulmana tras la muerte de este.
La reconquista definitiva se produjo un siglo más tarde, en
1238, bajo el reinado del rey Jaume I, que el 9 de octubre de ese año entraba
en la ciudad, tras un asedio de cinco meses y el abandono de la ciudad por
parte de los gobernantes. A partir de este momento, se produjo la expulsión de
los musulmanes y la repoblación cristiana.
Así pues, cuando Jaume I entró en Valencia, ya existía una
zona consolidada, de nombre Campanar, que otorgó a uno de los nobles que habían
luchado con él por la conquista de la ciudad. En aquel momento, esta población
contaba ya con 80 alquerías y casas de campo, algunas concentradas en lo que
ahora se conoce como centro histórico de Campanar y otras dispersas a lo largo
de los caminos que conectaban Valencia con el resto de poblaciones colindantes,
como el camino del Pouet, donde se sitúa la Alquería de Ricós, sede de la comisión de la falla Maestro Rodrigo – General Avilés.
Evolución del barrio
Es difícil precisar en qué momento se construyó la Alquería
de Ricós. Es cierto que a partir del siglo XIII, Valencia fue creciendo en
población y en superficie, tanto el centro (donde se amplió la muralla) como
los poblados extramuros tan característicos de Valencia, llegando a ser la
ciudad más poblada de la península en el siglo XV. También se sabe que la
mayoría de la población se concentraba en la zona norte, donde Campanar,
Orriols, Marxalenes y Benicalap llegaron a tener unos 572 hogares repartidos
entre alquerías y caseríos dispersos.
Imagen 5. Mapa de Valencia y sus poblaciones extramuros en el siglo XV.
Durante los siglos siguientes, la situación urbanística apenas cambió. A principios del siglo XVII, Campanar tenía unas 80 casas, con varios núcleos separados de su casco antiguo. De este siglo data la actual estructura edificatoria de la Alquería de Ricós, junto al camino del Pouet, si bien es cierto que se construyó sobre muros datados entre los siglos XIV y XV.
Ya en el siglo XVIII en esta zona se contaban unos 150
habitantes, completamente dedicados a la agricultura[11].
En el siglo XIX, Campanar se constituyó en municipio
independiente durante 60 años, desde 1837 hasta 1897. En ese momento,
contaba con unos 600 habitantes, algunos de los cuales vivirían en las alquerías alejadas del núcleo. Existe
un documento gráfico realizado en la época de la ocupación francesa (1810 –
1813) por Napoleón que refleja tanto la ciudad como la zona circundante y en el
que se puede intuir el lugar donde está situada la Alquería de Ricós.
Imagen 6. Plano de
Valencia realizado por los franceses.
En el siglo XX empieza la expansión urbanística de la ciudad, hacia el noroeste, formado el primer cinturón de circunvalación exterior, conocido como Tránsitos, a partir del Plan Urbanístico de 1907. En ese momento, Campanar tenía 204 edificios y 1089 habitantes censados. Un plano de 1925 ya nos muestra un núcleo de Campanar mucho más amplio, y se incluyen también las alquerías y las casas rurales que poblaban todo el perímetro de la ciudad.
Imagen 7. Plano
General de Valencia de 1925
A mediados de siglo XX la zona del extrarradio empieza a consolidarse a mayor velocidad, incluyendo dentro de la trama urbana todos los núcleos periféricos. En la parte norte de la ciudad, la construcción de la avenida de Campanar, que ya se aprecia en esta imagen del año 1956, fue determinante para unir esta población dispersa y acercarla a la capital.
Imagen 8. Fotografía
aérea de 1956.
El siglo XXI
El gran desarrollo urbanístico de la ciudad durante el siglo
XX no alcanzó, sin embargo, al barrio de Sant Pau, que en el año 2000 aun no
estaba planificado. Aún subsistían los campos de cultivo y la Alquería de Ricós
se mantenía en pie, a pesar de que la nueva ciudad ya la rodeaba por el este y
por el sur.
Imagen 9. Fotografía
aérea año de 2000.
Esta situación se modificó en los años siguientes, con la planificación de una trama urbana que aún se mantiene. Se consolidó una manzana triangular alrededor de la Alquería de Ricós, salvada gracias a las modificaciones sobre patrimonio cultural que se han producido y a las nuevas sensibilidades en referencia a nuestro pasado histórico.
Imagen 10. Fotografía
aérea de 2006.
La consolidación de la avenida Pío Baroja como borde urbano, y la de las avenidas Maestro Rodrigo y General Avilés como viales de comunicación con el resto de la ciudad reforzó la manzana con nuevas edificaciones residenciales, que ya en el año 2012 presentaba un aspecto similar al actual.
Imagen 12. Fotografía
aérea de 2017.
Para finalizar
La ciudad romana no se expandió más allá del núcleo central.
Fue con la llegada de los godos cuando se produjo la primera expansión
extramuros, que se consolidó finalmente con la construcción de la red de
acequias de la huerta valenciana y los caminos entre cultivos y casas. En el
siglo XIV ya existió una edificación en el Camino
del Pouet, en el mismo lugar que ahora ocupa a Alquería de Ricós, construida
sobre la antigua, que se ha mantenido en pie pese al paso del tiempo y se ha
transformado en el centro de una manzana urbana rodeada por tres avenidas: Pío Baroja, Maestro
Rodrigo y General Avilés.
Bibliografía:
Historia de Valencia. Antoni Furió, Juan Vicente García
Marsilla y Javier Martí. Ed. Levante EMV y Universitat de València, 1999.
Estudio del barrio de Campanar. Secció d’Estudis, Planificació i
Formació de l’Ajuntament de València, 2010.
Revisión simplificada del Plan General
de Valencia. Ficha del elemento catalogado: Alquería de Ricós.
Cartografía histórica de la ciudad de
Valencia (1608-1944). Llopis
Alonso, A.; Perdigón Fernández, LA. (2016). Editorial Universitat Politècnica
de València. Enlace:
Historia de la ciudad de Valencia. Web J. Diez Arnal. Enlace:
Valencia: el origen oculto de los
valientes. David
March Chulvi. Web Los ojos de Hipatia. Enlace:
Imágenes
Imagen 1: Historia de Valencia. Antoni Furió,
Juan Vicente García Marsilla y Javier Martí. Ed. Levante EMV y Universitat de
València, 1999.
Imagen 2: Historia de Valencia. Antoni Furió, Juan
Vicente García Marsilla y Javier Martí. Ed. Levante EMV y Universitat de
València, 1999.
Imagen 3: Historia de Valencia. Antoni Furió, Juan
Vicente García Marsilla y Javier Martí. Ed. Levante EMV y Universitat de
València, 1999.
Imagen 4: Historia de Valencia. Antoni Furió, Juan
Vicente García Marsilla y Javier Martí. Ed. Levante EMV y Universitat de
València, 1999.
Imagen 5: Historia de Valencia. Antoni Furió, Juan
Vicente García Marsilla y Javier Martí. Ed. Levante EMV y Universitat de
València, 1999.
Imagen 6: Cartografía histórica de la ciudad de
Valencia (1608-1944). Llopis Alonso, A.; Perdigón Fernández, LA. (2016).
Editorial Universitat Politècnica de València. Enlace:
Imagen 7: Gifex.
Mapas y fotos satelitales de todo el mundo.
Imagen 8: Institut
Cartogràfic Valencià
Imagen 9: Institut Cartogràfic Valencià
Imagen 10: Institut Cartogràfic Valencià
Imagen 11: Institut Cartogràfic Valencià
Imagen 12: Institut Cartogràfic Valencià
[1] Leyenda
escrita en el poema latino “Ora marítima”
de Rufo Festo Avieno en el siglo VI d.C., en la que se habla de una legendaria
ciudad fundada por náufragos fenicios en el siglo IV a.C.,
[2] Valentia
es el nombre que dieron los romanos a la ciudad.
[3] Estos
colonos eran conocidos con el nombre de veterani
[4]
Vespasiano, emperador romano, gobernó entre 69 7 79 d.C.
[5]
Los restos y pruebas arqueológicas más
importantes que se han hallado de esta época están detrás de la catedral y la
Basílica de la Virgen, en la plaza de la Almoina, en el museo subterráneo que se
ha ubicado precisamente allí para conservar el lugar exacto de la fundación de
la ciudad de Valencia.
[6]
Visigodos: pueblo godo aliado de Roma, que los llamaba bárbaros, y
cristianizado desde hacía un siglo, que se asentó definitivamente en la
península.
[7] Complejo
episcopal que se ubicaría en la plaza de la Almoina.
[8] Por un
lado, hacia el barrio de Roquetas, en torno a la basílica de Sant Vicent
Màrtir, a la que acudían numerosos peregrinos; y por otro, hacia la zona de la
marjal, donde se han encontrado vestigios de zonas ocupadas de manera precaria,
y tal vez temporal, dedicadas a actividades agrícolas, de caza y recolección
[9] Un
ejemplo de ello es la conversión de la capilla de la Cárcel de Sant Vicent en
unos baños palaciegos
[10] La red
de acequias partía de las acequias principales de Rovella, Mestalla y Favara
[11]
Cultivos como la seda (plantaciones de morera, como alimento del gusano
productor de este hilo), cáñamo, trigo, maíz, hortalizas y legumbres.
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