Los Caballeros de la Orden del Temple siempre han
avivado la imaginación de la gente. Fueron conocidos, ensalzados y, finalmente,
condenados a desaparecer.
Se ha escrito mucho sobre los templarios, ensayo
y ficción. En este post solo se va a hablar de una pequeña parte de su
historia: la que sucedió en España.
La orden del Temple era
una orden militar, es decir, formada por monjes cuya misión era la de luchar
por el cristianismo con el poder de las armas. Estas órdenes militares
surgieron en el siglo XI durante la primera cruzada, promovida por el papa Urbano
II, y que culminó con la conquista de Jerusalén en el año 1099.
En un principio, las
órdenes militares tuvieron la misión de asistir a los peregrinos que acudían a
los Santos Lugares. Pero la inseguridad y la violencia que se desarrollaba en
estas zonas hicieron que los monjes tomaran las armas, formando una militia Christi, o milicia de Cristo.
La orden de los
Templarios fue la primera en aparecer. En un principio se denominaba “Los
pobres caballeros de Cristo y del Templo de Salomón” y la fundó el noble
francés Hugo de Payens en el año 1120 junto con otros cinco nobles franceses. Nueve
años después, en 1129, Bernardo de Claraval defendió la nueva orden en el
concilio de Troyes, donde se aprobó su regla.
Anillo de la orden de los
templarios. Fuente: http://commons.wikimedia.org
Desde entonces hasta
1314, año en que murió Jacques de Molay, el último maestre del Temple, estos
monjes-soldado participaron en numerosas batallas. Entre otras, en la
reconquista del sur de Cataluña en 1148, por la que recibieron propiedades en
Tortosa y Lleida; en la batalla de Hattin en 1189, perdida a manos de Saleh
al-Din, Saladino; en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 al lado de
castellanos, navarros y aragoneses; en la cruzada contra Egipto en 1250, en la que
tomaron Damieta pero perdieron la batalla final; en la defensa de Acre en 1291,
perdida a manos de los mamelucos; en la batalla de Homs en 1299, aliados con
mongoles y armenios, que fue la última batalla que ganaron.
Saladin and Guy de Lusignan after battle of
Hattin in 1187, 1954. Said Tahsine (1904-1985 Syria). Fuente: http://en.wikipedia.org
La introducción de la
orden Templaria en España se produjo de una forma bastante inusual. En 1134
murió Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Navarra, y en su testamento dejó
como herederos al Santo Sepulcro de Jesucristo y a sus guardianes, al Hospital
de los pobres y a los caballeros del Templo del Señor, tres órdenes militares
ubicadas en Jerusalén.
Alfonso I fue educado por
monjes, teniendo un alto sentido de la cruzada contra el musulmán. De hecho, en
el siglo XII, la península Ibérica estaba dividida entre cristianos y
musulmanes. Con la decisión de legar sus reinos a los templarios, Alfonso I
pretendía, casi con seguridad, que toda la península fuera reconquistada y
pasara a manos de los cristianos.
Esta fue, evidentemente,
una decisión que los nobles aragoneses y navarros no aceptaron en absoluto,
tachándola de no válida. Pero el Papado, que controlaba en esos momentos la
orden del Temple, reclamaba las posesiones que le correspondían según el
testamento.
Los navarros,
aprovechando la coyuntura, nombraron rey a García Ramírez. Los aragoneses
pusieron en el trono a Ramiro, hermano de Alfonso I.
Tras unos años de
desavenencias entre Aragón y el Papado, se llegó a un acuerdo en el año 1158,
firmado por el papa Adriano IV y por Ramón Berenguer IV, heredero de Aragón por
haberse casado con Petronila, la hija del rey Ramiro. En este acuerdo la orden
del Temple recibía una serie de posesiones (los castillos de Monzón, Montgai,
Chalamera, Barberá y Remolins), la exención de algunos impuestos y el
compromiso de recibir la quinta parte de los territorios conquistados a los
musulmanes.
Castillo de Monzón. Fuente: http://upload.wikimedia.org
Su presencia en la
península quedaba ligada, pues, a la Reconquista.
Tras participar y vencer
en las campañas de Valencia y Mallorca, la orden del Temple obtuvo numerosas encomiendas,
es decir, rentas vitalicias sobre territorios. Llegaron a tener dieciocho en Cataluña,
catorce en Aragón, tres en Valencia y una en Mallorca.
En 1150, Alfonso VII de Castilla
entregó la fortaleza de Calatrava (en Ciudad Real) a la orden del Temple para
su defensa, por ser un punto fronterizo estratégico con los reinos de taifas. Sin
embargo, en 1159 la devolvieron por no poder asumir esta defensa.
Los caballeros del Temple
participaron, con el reino de Castilla, en la toma de Cuenca (1177), la batalla
de las Navas de Tolosa (1212) y la conquista de Sevilla (1248) entre otras. Por
ello, recibieron hasta 32 encomiendas en Castilla: veinte en León, diez en Castilla
y dos en Extremadura, además de territorios en Andalucía.
Ermita de San Bartolomé, cañón
de Río Lobos, Soria. http://upload.wikimedia.org
Los templarios eran una organización
internacional centralista y jerarquizada. Al frente de la orden estaba el Gran
Maestre, que presidía el capítulo general. Los maestres provinciales gobernaban
las posesiones, divididas en provincias. En la península Ibérica había dos: la
de Aragón y la de Castilla, León y Portugal. Dentro de las provincias estaban
las encomiendas, dirigidas por el comendador.
Las posesiones de la
orden del Temple en la península Ibérica fueron conseguidas de diferentes
formas. La principal fue la donación directa la manda testamentaria de
monarcas, nobles y clases modestas. Los reyes les entregaron derechos y
territorios, casas y solares como pago por sus servicios en la reconquista. Los
nobles los entregaban por sintonía y los más pobres por alcanzar beneficios
espirituales.
La tierra era la
principal fuente de riqueza de los templarios, que aumentaron con compras y
permutas, llegando a destacar como banqueros. Ejercieron como cambistas de
monedas y como prestamistas, debiendo cobrar alrededor de un 10% por cada
operación.
Formaron una poderosa red
financiera internacional armada.
También tuvieron una
flota propia, amarrada en puertos como del de Barcelona, Marsella y
Montpellier, entre otros. Desde allí enviaban armas, caballos, dinero y
viajeros a Tierra Santa.
Todos estos ingresos de
la orden del Temple estaban destinados a la Cruzada en Oriente y a la
Reconquista en la península Ibérica, ambas campañas equiparadas en cuanto al perdón
de culpas de aquellos intervinientes.
Todo este poder pudo ser
el origen de su destrucción que empezaría con las primeras acusaciones en 1307
y terminaría en 1313.
Bibliografía:
Esteban, Asunción y
Castán, Javier, La orden del Temple en
España. Historia National Geographic nº22.
Corral Lafuente, José
Luis, Templarios en Tierra Santa. Historia
National Geographic nº42.
Fuguet Sans, Joan y Plaza
Arqué, Carmen, Templarios, los soldados
de Dios. Historia National Geographic nº52.
Porrinas, David, Templarios, guerra y caballería en Tierra
Santa. Historia National Geographic nº105.
0 comments:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.