Por Carmen Lacasa
Hablar del Antiguo Egipto
siempre trae a la mente imágenes de pirámides, de templos, de reyes megalómanos
y de tesoros enterrados y ocultos aún por descubrir. Pero Egipto, como todos
los demás estados, tuvo una evolución histórica y un comienzo. Precisamente de
ese comienzo habla este documento: del Egipto predinástico.
Tratar de resumir 3000
años de historia en un breve “post” es una tarea poco menos que imposible; aún
así, creo que vale la pena intentarlo.
Empezaremos por hacer una
brevísima cronología:
-
Entre 6000 y
4500 a.C.: neolitización del valle del Nilo
-
Entre 4500 y
3900 a.C.: cultura Badariense
-
Entre 3900 y
3100 a.C.: cultura de Nagada
-
3100 a.C.:
unificación de Egipto por Narmer, primer rey de la I Dinastía.
Durante el período
comprendido entre 6000 y 4500 a.C. se produjo la NEOLITIZACIÓN del valle del
Nilo. Neolitización es el paso de una economía de subsistencia a una economía
de producción. Las comunidades humanas dejan de ser cazadoras-recolectoras y
pasan a ser productoras de alimentos. Se practica la agricultura (cereales,
hortalizas), la ganadería (bóvidos, ovejas, cabras, cerdos), el perro es un
animal domesticado y aparece la cerámica, la cestería y el tejido.
La neolitización
considerada como universal es la que se produjo en el próximo oriente asiático,
en una región comprendida entre la franja sirio-palestina y los Montes Zagroz,
y que empezó en el noveno milenio antes de Cristo. En este proceso apareció la
agricultura en primer lugar, luego la ganadería y por último la cerámica. Recientes
estudios en el norte de África han conducido a encontrar evidencias de una
neolitización igual de antigua, pero donde la cerámica aparece en primer lugar,
luego la ganadería y siendo la agricultura algo secundario. Es decir, en el
Sahara se documenta la cerámica utilitaria más antigua del mundo.
A diferencia del Sahara y
del Próximo Oriente donde la neolitización es muy temprana, en el valle del
Nilo la neolitización es más bien tardía y no se da hasta el sexto milenio
antes de Cristo. Esto es debido, muy probablemente, a que en el valle del Nilo
el medio fue suficientemente abundante como para permitir a las comunidades
humanas seguir viviendo de la caza, la pesca, la recolección y, en definitiva,
de la explotación de los recursos fluviales; lo que hacía innecesaria una
economía de producción. El trigo, las ovejas y las cabras llegaron del Próximo
Oriente y la talla lítica, la fabricación y decoración de la cerámica del
Sahara.
Un apunte antes de seguir, relativo a las denominaciones de Alto y Bajo
Egipto que se van a repetir a partir de ahora con bastante frecuencia:
- Se conoce como Alto
Egipto la zona comprendida entre la primera catarata del Nilo (lo que ahora es
la presa de Asuán) y el comienzo del Delta del Nilo (la antigua ciudad de
Men-Nefer o Menfis); es decir, la zona sur de Egipto.
- Se conoce como Bajo
Egipto la zona del Delta del Nilo; es decir, la zona norte de Egipto.
Esta denominación podría parecer una contradicción, pero no es así, ya que
el Nilo “desciende” desde el sur hacia el norte, con lo que la zona más alta
del país (topográficamente hablando) es el sur y la más baja es el norte.
En Egipto se distinguen dos grandes áreas de civilización neolítica,
denominadas área A y área B.
El área A data de finales del sexto milenio a.C. y se produce en el Bajo
Egipto, es decir, en el norte del país; en concreto en delta occidental. No se
trata de una cultura unitaria, ya que los yacimientos encontrados (Merimda Beni
Salama, oasis de El-Fayum) presentan diferencias culturales y costumbres
funerarias diversas.
El área B, en cambio, corresponde al sur del país, al Alto Egipto, y es
algo más reciente puesto que se fecha desde mediados del quinto milenio a.C. Es
la llamada CULTURA BADARIENSE (4500-3900 a.C). Se trata de una civilización
homogénea, concentrada en un pequeño tramo del río Nilo en el centro del Alto
Egipto. Conocían el trabajo del metal por percusión, en concreto, del cobre. Y
también tenían una cultura funeraria homogénea: los enterramientos se hacían en
necrópolis separadas de las zonas de vivienda y ubicadas en el desierto; los
cuerpos se enterraban en fosas circulares, colocados en posición fetal, con la
cabeza hacia el sur, mirando hacia occidente; había ofrendas de cerámica en las
tumbas, una cerámica roja con los bordes y el interior de color negro sin
decoración. Aún no existía la momificación; los cuerpos quedaban momificados de
forma natural, a causa de la sequedad de la arena del desierto.
Si nos atenemos a la mentalidad de los antiguos egipcios, que pensaban que
el sur era la región de donde procedían las aguas fecundantes, fertilizadoras y
revitalizadoras de la crecida del Nilo, y occidente era el reino de los
muertos, podríamos estar, probablemente, ante la primera documentación de unas creencias
que después serían características del Egipto histórico. Lo que lleva a
concluir que fue precisamente en el Alto Egipto donde tuvo lugar el proceso
gradual que condujo desde el neolítico hasta el Egipto histórico.
La cultura badariense dio paso a la CULTURA DE NAGADA, que se extiende a lo
largo del cuarto milenio a.C. y que recibe su nombre a partir del yacimiento de
Nagada, situado en el corazón mismo del sur del Alto Egipto, en la zona que se
indica en el siguiente mapa:
En este mapa, se define
por primera vez los estados incipientes del Alto Egipto predinástico: el reino
de Hieracómpolis al sur; el reino de Nagada en el centro, que ocupa la parte
meridional del meandro del Nilo; y el reino de Tinis-Abydos al norte (Tinis es
el nombre de la ciudad, que no ha sido excavada; y Abydos es el de la necrópolis
correspondiente, que sí ha sido excavada).
En estos centros es donde
la arqueología documenta de forma más clara un incremento de la población, un
incremento paulatino de la jerarquización social, la especialización del
trabajo y la presencia de cementerios para las élites, con tumbas cada vez más
ricas, tanto desde el punto de vista arquitectónico como desde el punto de
vista de los ajuares y la iconografía. Lo que llevó a la formación de los
primeros estados tempranos del valle del Nilo.
La cultura de Nagada se extiende entre 3900-3100 a.C. aproximadamente,
abarcando casi totalidad del cuarto milenio, y se subdivide, a su vez, en
distintas etapas:
-
Nagada I 3900-3750 a.C.
-
Nagada II 3750-3300 a.C.
-
Nagada III 3300-3100 a.C.
Cada una de estas etapas se subdivide en otras como, por ejemplo, Nagada IIBC
o Nagada IIIAB, pero que no vamos a diferenciar en este documento.
Durante Nagada I, los yacimientos se encuentran en centro del Alto Egipto y
también en el área inmediatamente adyacente por el sur hasta Hieracómpolis,
extendiéndose por la mayor parte del sur del Alto Egipto. La cerámica es de
color rojo con motivos decorativos blancos; motivos humanos, animales, vegetales
o geométricos, inspirados en el medio fluvial y de las tierras inmediatamente
adyacentes. Se han encontrado cabezas de maza discoides (arma depositada como ofrenda
funeraria en las tumbas); paleta para mezclas cosméticas de grauvaca (roca
detrítica grisácea) con forma de antílope; y estatuillas llamadas barbados que proceden
de las tumbas de las élites. Son particularmente significativas si tenemos en
cuenta que la barba, en tiempos históricos, será una prerrogativa del rey y de
los dioses, es decir, un símbolo de poder.
Durante Nagada II, la cultura Alto Egipcia se extiende hasta el norte del
propio Alto Egipto e incluso hasta el Delta, de manera que a finales de Nagada
II, todo el valle del Nilo presenta una cultura material relativamente
homogénea, originaria del Alto Egipto. La cerámica es de color beige con
decoraciones en marrón o rojo oscuro; los motivos se inspiran en el medio
nilótico y destacan las barcas de múltiples remos, que se asocian al simbolismo
funerario. Se han encontrado mazas piriformes, consideradas símbolo de la
realeza faraónica por ser el arma que el rey blande ante el enemigo atado y
arrodillado.
De esta etapa, son especialmente importantes las tumbas T16 y T23, halladas
en la necrópolis de Hieracómpolis, el cementerio HK6. El cementerio HK6 es importante porque en él se
documentan por primera vez algunos de los rasgos definidores de la cultura
funeraria del Antiguo Egipto.
La tumba T23 estuvo rodeada por
una valla; tenía una pequeña capilla funeraria cerca de la cual se han inhumado
objetos tallados en sílex, como armas y pequeñas tallas que representan
animales salvajes como un íbex o un ovino salvaje; lo que hace pensar en uno de
los temas recurrentes en el Antiguo Egipto: el dominio del hombre sobre los
animales. También se han recuperado alrededor de seiscientos fragmentos correspondientes
a una estatua humana de piedra caliza, posiblemente del rey enterrado en ella. Se
trata de la estatua humana más antigua documentada de la historia del arte
egipcio. Los fragmentos mejor conservados corresponden a la nariz y a las
orejas y a partir de ellos, se ha podido deducir que se trataría de una estatua
de tamaño casi natural.
En la transición de
Nagada II a Nagada III, la situación política y cultural del Alto Egipto se
transforma profundamente. De los tres grandes núcleos urbanos de la región, Hieracómpolis,
Nagada y Tinis-Abydos, fue este último el que estuvo a la cabeza y se convirtió,
probablemente desde principios de Nagada III, en la capital de un nuevo reino
predinástico unificado del Alto Egipto. Estos tres estados incipientes se
unieron muy a principios de Nagada III en un único reino unificado que
emprendió un proceso de expansión política y militar, que lo llevó por el sur
hasta la altura de Elefantina (es decir, a la altura Asuán, la primera catarata)
y por el norte hasta el Mediterráneo.
Es importante tener presente que este proceso de unificación política y
militar de las Dos Tierras estuvo precedido por un proceso de unificación
cultural que se desarrolló durante Nagada II y que supuso que la cultura del
sur, la cultura del Alto Egipto, se expandiera por todo el valle del Nilo, y en
especial por el delta, es decir por el Bajo Egipto. Se impuso la tradición cultural
material de Abydos (cerámica, industria lítica, objetos en metal, artefactos
construidos por el ser humano, patrones de asentamiento, necrópolis, tumbas) en
todo el valle del Nilo.
No se sabe por qué mecanismos se produjo esta unificación cultural, pero
algunos autores han avanzado la hipótesis de que fuera el resultado de un
proceso de colonización del Delta por parte de las élites del Alto Egipto, para
asegurarse el control de las vías de comunicación por las cuales llegaban a
Egipto bienes y materias de prestigio desde el continente asiático.
En Nagada III es especialmente importante la tumba denominada tumba U-j de Abydos,
ya que en ella se han encontrado los primeros testimonios de ESCRITURA
JEROGLÍFICA en el valle del Nilo. Se
trata de pequeñas inscripciones vinculadas a las ofrendas funerarias y suponen
el estadio inicial del proceso de formación de la escritura egipcia. Las
inscripciones pintadas sobre vasos de la tumba U-j consisten en uno o dos
signos. Cuando se trata de dos signos, uno de ellos es siempre el signo de un
animal; mientras que el otro parece hacer referencia a un lugar. El signo de
animal que más se repite con diferencia es el del escorpión.
También se han encontrado
inscripciones de signos grabados sobre etiquetas de hueso o marfil, cuyas dimensiones
oscilan entre 1 y 4 cm de lado y que tienen un agujero que permitía sujetarlas
a las ofrendas a las que se relacionaban. En la mayoría de los casos, los
signos constituyen la forma arcaica de los signos de la escritura jeroglífica definitivamente
constituida. Estas inscripciones son de dos tipos: por un lado, tenemos cifras,
y por otro lado, designaciones, especialmente de lugares. Probablemente, las
dos inscripciones más interesantes de la tumba U-j son la de la siguiente
fotografía.
Cada una de las dos
etiquetas contiene tres signos. De estos tres signos, los primeros dos, con ligeras
variantes formales, son idénticos en las dos etiquetas. Se trata de una serpiente
y de una montaña. Estos dos símbolos se leen djw, que significa montaña. En
cuanto al tercer signo de cada inscripción: el de la derecha es un ibis
crestado y sirve para escribir la palabra egipcia i3hw, que significa luz; el
de la izquierda es un cielo del que pende un astro y sirve para escribir la
palabra egipcia grh, que significa noche u oscuridad. Así pues, las dos inscripciones
pueden leerse djw i3hw, o Montaña de la luz, la de la derecha y djw grh, o
Montaña de la oscuridad, la de la izquierda.
Datan de este período toda una serie de documentos iconográficos que
conocemos con el nombre de DOCUMENTOS DE LA UNIFICACIÓN, que son testimonio
elocuente de este proceso y que se encuentran en los soportes y en la
iconografía.
En cuanto a soportes, los documentos de la unificación pueden ser pinturas
murales o pinturas sobre tejidos; relieves esculpidos sobre mangos de cuchillo
ritual de marfil de hipopótamo o relieves sobre paletas votivas de grauvaca o
sobre cabezas de maza también votivas de piedra caliza.
En cuanto a la iconografía de los documentos de la unificación, hay básicamente
cuatro temas: la guerra y el dominio; la caza; el ritual regio y la dialéctica
orden-caos. Temas a través de los que se expresa la ideología faraónica
naciente.
Los frescos de la fotografía están pintados en los muros de la llamada
tumba 100 de Hieracómpolis, fechada muy a finales de Nagada IICD, es decir,
algo antes de 3300 a.C. El tema principal es una procesión de barcas, posiblemente
con significado funerario. Además hay temas secundarios asociados a la caza, a
la guerra y al dominio. En la imagen se puede ver el famoso tema del señor de
los animales: un personaje entre dos leones rampantes, en este caso rojo el de
la izquierda y negro el de la derecha. También aparece la primera representación
conocida del motivo de la masacre del enemigo, destinado a convertirse en uno
de los temas iconográficos más significativos de la realeza faraónica
histórica.
De Nagada IIIAB (hacia 3300-3100 a.C.), es decir, ya propiamente del
período de la unificación, data el cuchillo de Djebel el-Arak. En la parte
superior del recto de este hermoso objeto, podemos ver el motivo del señor de
los animales, pero esta vez con una factura claramente elamita o mesopotámica; evidencia
de contactos e influencias que en este momento hubo entre Egipto y el golfo
Pérsico.
De Nagada IIIAB (hacia 3300-3100 a.C.) datan las grandes paletas votivas
decoradas. Las más antiguas no presentan su decoración organizada en registros
horizontales. En la paleta de la fotografía se representan las dos modalidades
posibles de caza: la caza al herbívoro, que es alimenticia y por lo tanto sin
peligro; y la caza al carnívoro, a la gran fiera salvaje, en este caso al león,
que es una caza peligrosa, y por lo tanto socialmente prestigiosa.
De Nagada IIIAB (hacia 3300-3100 a.C.) datan también, finalmente, las
grandes cabezas de maza votivas decoradas, las más importantes de las cuales
son la cabeza de maza de Escorpión, que es la de la fotografía, y la de Narmer. En
ella el rey aparece representado en forma humana, ataviado con el atuendo
ritual, el faldellín corto y la cola de toro, tocado con la corona blanca y
portando en la mano una azada. La escena corresponde muy probablemente a la
fundación de un templo.
Pero sin duda, el más importante de los documentos de la unificación es la
famosa Paleta de Narmer, que hoy se guarda en el Museo del Cairo. Fechada
alrededor de 3100 a.C., es considerada por los egiptólogos como el documento
que señala el final del pre-Dinástico y el principio del Dinástico, de la
Primera Dinastía, de la cual Narmer sería el primer faraón.
En la Paleta de Narmer la decoración se organiza en registros horizontales
y el rey aparece representado cuatro veces: dos en forma humana y dos en forma
animal. En el registro superior de las dos caras de la paleta tenemos
representada a la diosa Bat a lado y lado del serej con el nombre del rey. En el recto de la paleta, en el segundo
registro, podemos ver al rey en forma humana presidiendo una procesión militar
que se dirige hacia una serie de enemigos decapitados. En el registro inferior,
podemos ver al rey en forma de toro que embiste enemigos y destruye fortalezas.
En el registro central dos serpopardos, es decir dos animales fantásticos mitad
felinos y mitad serpientes (de clara influencia mesopotámica), entrelazan sus
cuellos formando el círculo que en las paletas más antiguas servía para la
mezcla de cosméticos.
En el verso de la paleta, tenemos al rey representado en forma humana en el
conocido motivo de la masacre del enemigo, que aquí recibe su forma canónica y
definitiva. Además también tenemos representado al rey en forma de un halcón
que sujeta una personificación de la tierra del delta, de la Tierra de los
Papiros, que se ven brotar inmediatamente por debajo del propio halcón. Este
último motivo alude muy probablemente al dominio del rey sobre el Bajo Egipto,
y por tanto al hecho de que la unificación de las dos tierras estaría ya
completada.
No en vano, en la Paleta de Narmer, el rey aparece tocado por primera vez
en un mismo documento, con lo que a partir de ahora será la corona roja del
Bajo Egipto (a la izquierda) y la corona blanca del Alto Egipto (a la derecha).
Esto significa que el estado dual histórico está ya en marcha.
Una vez completada la unificación hacia el 3100 a.C., los reyes
unificadores abandonaron Abydos como lugar de residencia y se establecieron en
Menfis, fundada en el vértice del delta, en el límite mismo entre el Alto y el
Bajo Egipto, y convertida a partir de ahora en la capital del nuevo Egipto
unificado.
Bibliografía:
Cervelló, J. “Orígenes”, tema 1 del curso Egiptología impartido online por
la Universitat Autònoma de Barcelona a través de la plataforma Coursera.
Kemp, B.J. 1989. Ancient
Egypt. Anatomy of a Civilization. Londres: Routledge, p. 22.
Sobre los últimos descubrimientos en el cementerio HK6 de Hieracómpolis:
Friedman, R. Hierakonpolis. En: Teeter, E. (ed.) 2011. Before the Pyramids.
The Origins of Egyptian Civilization (OIMP 33), Chicago: Oriental Institute
(cap. 4).
http://oi.uchicago.edu/research/pubs/catalog/oimp
http://www.hierakonpolis-online.org/index.php/explore-the-predynasticcemeteries/hk6-elite-cemetery
http://www.hierakonpolis-online.org/index.php/explore-the-predynasticcemeteries/hk6-elite-cemetery
Sobre la tumba U-j y la invención de la escritura en Egipto:
Wengrow, D. The Invention of Writing in Egypt. En: Teeter, E. (ed.) 2011. Before
the Pyramids. The Origins of Egyptian Civilization (OIMP 33), Chicago: Oriental
Institute (cap. 11);
Dreyer, G. Tomb U-j: A Royal Burial of Dynasty 0 at Abydos.
En: Teeter, E. cit. cap. 14).
MIl gracias por tu aporte
ResponderEliminarDe nada. Es un breve resumen. Espero que te haya servido.
Eliminar¡Tremenda explicación! Clara y sucinta, me ha ayudado mucho en el examen -- ¡mil gracias!
ResponderEliminarDe nada, me alegro de que te haya servido para estudiar.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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