Este nuevo año 2020 comienza con un nuevo curso de la Escuela de Lenguas Bíblicas, Clásicas y Orientales de la Facultad de Teología de Valencia, sección Egipcio:
Defendiéndose de la adversidad: amuletos y magia en el antiguo Egipto
Impartido por Dña. María José López Grande, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid. Coordinadora del Grupo de Investigación “Ibiza Púnica” (F-073 UAM)
Fechas: Viernes 24 y sábado 25 de enero de 2020
Dirección: Facultad de Medicina San Carlos Universidad Católica C/Quevedo, 2 Valencia
Duración del curso: Cuatro horas lectivas en dos sesiones
Horario: Viernes 24 de 18:30hs. a 20:30hs. Sábado 25 de 11hs. a 13 h.
Instrucciones de matrícula: Ingresar el importe del curso en cualquier oficina de BANKIA
Nº de cuenta: ES31 2038 5753 1830 0196 3010
Indicar en el resguardo el título del curso
Período de matriculación: Desde el 7 de enero hasta el día del inicio.
El resguardo se entregará al comienzo del curso
Matrícula General: 40 €.
Alumnos de la Facultad de Teología: 35 €
Se entregará diploma de asistencia
Dirección de contacto mailto: egipcioftv@gmail.com
RESUMEN
La creencia en la capacidad salvadora de los amuletos responde a una actitud supersticiosa a la que el hombre recurre en su necesidad de sentirse protegido ante el peligro, el dolor y el temor que pueden jalonar su existencia. Es esta una faceta humana conocida en todas las culturas, perceptible incluso en las sociedades modernas actuales en las que, de forma más o menos consciente, algunos individuos recurren al uso supersticioso de los amuletos.
Los amuletos son objetos de pequeño tamaño, realizados en materiales y formas diversas, por lo general provistos de un apéndice de sujeción que permite portarlos suspendidos, a modo de colgante. Los antiguos egipcios los consideraron piezas mágicas, capaces de procurar protección tanto en la existencia terrenal como en la vida eterna. Los usaron desde épocas muy antiguas con la esperanza de evitar las adversidades y los peligros del devenir cotidiano, y los llevaron a sus tumbas para asegurar la protección en la eternidad.
Atendiendo a esta esperanza de protección mágica proveída por los amuletos, en el antiguo Egipto surgió una amplia diversidad modelos que fue aumentando a lo largo del tiempo, una práctica que se vio notablemente intensificada durante el llamado Tercer Periodo Intermedio. La extensa tipología resultante incluía imágenes de divinidades o de los símbolos que las identificaban y figuras de animales que a menudo estaban asociados a divinidades concretas. Pero también existieron amuletos con forma de plantas y de semillas, que representaban partes del cuerpo humano, partes de animales, e incluso enseres creados por el hombre para sus necesidades cotidianas como recipientes, adornos, insignias reales, edificios, utensilios, etc. Todos los modelos se reproducían en miniatura, pues era fundamental que el amuleto fuera portado por quien solicitaba su protección, para obtener del pequeño objeto la magia protectora que encerraba.
Para la elaboración de estas piezas se utilizaban materiales diversos: maderas específicas, piedras o metales concretos, productos artificiales como la fayenza o la pasta de vidrio, etc. Cada material era elegido en función de las propiedades mágicas que se le atribuían, pues se creía que ciertas materias intensificaban la capacidad protectora de amuletos concretos.
Las gentes antiguas del Valle egipcio del Nilo creían que la eficacia de los amuletos procedía de la existencia del espíritu que habitaba en el interior de sus imágenes. Para que el amuleto estuviera “habitado” era preciso atender a ciertas prescripciones que otorgaban el poder mágico al objeto. Era por tanto imprescindible en su elaboración la participación de los conocedores de la magia: magos o sacerdotes versados en ese saber.
Una vez que el amuleto estaba cargado de esa capacidad mágica se conseguía que del pequeño objeto emanara la esencia del espíritu que existía en él y que esta penetrara en el portador que confiaba en la protección del objeto. En función del beneficio esperado por el usuario eran de suma importancia el diseño y la materia del amuleto, pero también influían en la capacidad protectora de estos objetos la forma de portarlos y el momento en que se hacía uso de ellos. De suma importancia era además el conocimiento de las fórmulas mágicas que era necesario recitar o leer para que el amuleto dejara de ser una pieza inerte y entrara a participar de la magia que lo hacía eficaz.
Estas y otras muchas nociones referidas a los amuletos, a su uso, competencias y efectividad, aparecen en numerosas referencias textuales egipcias. En este sentido son espe-cialmente válidos diversos corpora de la literatura funeraria como los Textos de las Pirámides, los Textos de los Ataúdes y el Libro de los Muertos, pero también otros muchos documentos de carácter mágico y médico e incluso ciertas narraciones literarias. En diferentes pasajes estas fuentes ofrecen una rica información que pone a nuestra disposición múltiples alusiones referidas a los formatos, materiales y colores de los amuletos, a los dioses o conceptos divinos que invocaban su poder mágico, e incluso prescripciones establecidas en relación a su uso adecuado, además de encanta-mientos o conjuros que en ocasiones eran precisos para acrecentar el poder mágico de estas piezas. Las fuentes egipcias nos proveen incluso de algunas relaciones de amuletos realizadas sobre distintos soportes, como la llamada Kennard-tablet, datada en el Reino Nuevo, la lista de amuletos recogida en el Papiro MacGregor, de Época Baja, o la enumeración de amuletos que se indica en las paredes de una de las capillas del templo ptolemaico de Dendera.
Por su parte, las fuentes iconográficas ofrecen una rica información en las numerosas representaciones que nos enseñan cómo estas pequeñas piezas eran portadas por aquellos que suponemos sus propietarios y beneficiarios de su poder mágico. Estas imágenes nos permiten identificar muchos de los modelos constatados en el amplio repertorio formal de los amuletos, pero también conocer otros que, quizá debido al carácter efímero de sus materiales, no han llegado físicamente hasta nosotros.
El poder mágico y protector de los amuletos egipcios trascendió los límites geográficos del país del Nilo e hizo que el uso de algunos modelos, aunque no de todo el repertorio formal, se divulgara a lo largo del primer milenio a.n.e. por amplias zonas del Cercano Oriente y del ámbito mediterráneo.
IMAGENES DEL TRÍPTICO:
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