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09 mayo 2020

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES

Por Carmen Lacasa Esteban. 

A través de las olas del mar profundo llegaron a la hermosa isla de los dioses, allí donde las Hespérides tienen su casa de oro.

Esta frase[1], escrita en la puerta del Jardín de las Hespérides de Valencia, es la entrada a un espacio insólito que ofrece al visitante contradictorias sensaciones. Un jardín que tuve oportunidad de recorrer con ocasión de la Semana de la Arquitectura organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana en una visita guiada por los autores del proyecto: María Teresa Santamaría, ingeniera técnica agrícola; Antonio Gallud, Miguel del Rey y Carlos Campos, arquitectos.

Imagen aérea del conjunto

Si uno se acerca a este jardín sin conocer qué significado tiene cada uno de los elementos que lo componen seguramente lo encontrará pequeño, escondido, tal vez alejado o descuidado. Porque este jardín es uno de esos lugares que tienen las ciudades que, por ubicación, diseño, uso (tal vez poco uso), se convierten en espacios habitados por aquellos que no tienen donde habitar. Espacios recogidos, ocultos a las miradas, que ofrecen refugio en momentos de desamparo.

Y eso es precisamente lo que se busca: presentar el Jardín de las Hespérides como un “hortus conclusus”[2], cuyo cerramiento se abre puntual y sugerentemente, invitando al transeúnte a entrar en un mundo diferente como es el del jardín. Un espacio que se concibió como refugio contemplativo y tranquilo; un jardín para disfrutarlo solo con los sentidos; un lugar pensado para emocionar.

Imagen 1. Rampa junto a la entrada

El mito del Jardín de las Hespérides

Según la mitología griega, la diosa Hera poseía un bello jardín en un lejano rincón de occidente. En este jardín, un huerto, se cultivaba un árbol con manzanas de oro; al parecer, estos frutos proporcionaban la inmortalidad. Este árbol fue un regalo de bodas de Gea, la diosa Tierra, a Hera, que los plantó en su jardín y encargó a tres ninfas de occidente, hijas del titán Atlas[3], su cuidado. Sus nombres eran Hesperetusta, Egle y Eritia, conocidas como las hespérides.

El jardín se convirtió en algo muy apreciado por Hera. Tanto, que empezó a desconfiar de los cuidados de las hespérides, porque desperdiciaban las manzanas, y envió a Ladón, un dragón de cien cabezas que jamás dormía, para custodiar su jardín.

Imagen 2. El jardín de las Hespérides, de Edward Burne-Jones.

Hera nunca tuvo aprecio por Heracles[4], el hijo de su esposo Zeus con Alcmena. Maquinaba continuamente contra él, incluso le provocó un ataque de locura, durante el cual Heracles mató a su mujer, sus hijos y dos de sus sobrinos. Al recuperar la cordura y darse cuenta de lo que había hecho, se aisló del mundo hasta que su hermano lo convenció para visitar el oráculo de Delfos. Allí, la sibila le dijo que para expiar sus acciones debería realizar doce trabajos, por encargo de Euristeo[5], que lo harían inmortal. Uno de esos trabajos fue robar las manzanas del Jardín de las Hespérides.

Heracles se encontró con Atlas, que le dijo que sabía dónde estaban las manzanas y que se las traería a cambio de sostener los cielos mientras tanto. Heracles aceptó y el titán llegó hasta el jardín y mató a Ladón, llevándose las manzanas.

El dragón fue transportado al cielo, convirtiéndose en la constelación de la serpiente. Las hespérides, desesperadas por haber perdido las manzanas cuya custodia tenían confiadas, se transformaron en árboles: olmo, sauce y álamo.

Como no quería seguir cargando los cielos, dijo que él mismo llevaría las manzanas a Euristeo; pero Heracles lo engañó, pidiéndole que sujetase el cielo un momento mientras se ponía la capa sobre los hombros. En cuanto Atlas volvió a su condena, Heracles tomó las manzanas y se marchó. Aunque no fuera él personalmente quien las recogió, sí que fue el único que consiguió robarlas. Más tarde, la diosa Atenea las devolvió al jardín de las Hespérides.

El diseño del jardín

El jardín está situado junto a otros dos grandes espacios verdes de la ciudad, el Jardín Botánico y el Jardín del Turia, que tal vez empequeñecen aún más su dimensión y calidad paisajística.


Imagen 3. Plano de situación del Jardín de las Hespérides.

La planta es prácticamente cuadrada, organizada en varios espacios claramente diferenciados por su diseño y acabados. 

Imagen 4. Planta del Jardín de las Hespérides.

La rampa de entrada nos adentra a un espacio abierto, desde el cual el espectador tiene la visión completa del jardín. Esta explanada está dividida por muros vegetales paralelos, entre los que se ubican los elementos mitológicos: el árbol de los frutos de oro, ninfas metamorfoseándose en árbol, héroe y dragón metamorfoseado en serpiente.

Imagen 5. Explanada con algunos elementos mitológicos.

Imagen 6. Árbol de los frutos de oro.

Imagen 7. Heracles con los frutos de oro.

En el lado oeste se ubican tres terrazas longitudinales decrecientes en altura, acompañadas por recorridos de agua, y en las cuales está la colección de cítricos, un género de la tradición jardinera y agrícola valenciana.

Imagen 8. Terraza con cultivo de cítricos.

Se encuentran aquí algunas especies que estuvieron en la desaparecida colección que un día tuvo el Jardín Botánico: citrus limon variegatum, citrus multiformis y citrus bergamota, entre otras.

Imagen 9. Terraza con cultivo de cítricos.

Esta colección está representada por los ocho grupos agronómicos que componen el género citrus: cidro, limonero, limero, mandarino, naranjo amargo, naranjo dulce, pomelo y pummelo, en 50 variedades diferentes reunidas para el jardín de las Hespérides, y están cultivadas en forma de árbol, maceta o en espaldera, técnicas diferentes que los “lligadors d’horts” o jardineros valencianos, tan apreciados en tiempos de Alfonso el Magnánimo, manejaban con verdadera destreza y que hoy son prácticamente desconocidas.

Imagen 10. Cultivos en macetas.

La presencia del agua, que fluye de una fuente oculta y que discurre por acequias que recorren las terrazas, es otro de los componentes fundamentales del jardín. Mana de una fuente ubicada en el punto más alto del jardín y circula entre los cítricos.

Imagen 11. Agua fluyendo entre las terrazas.

Al llegar a la explanada se oculta, pero vuelve a emerger: en el estanque donde las ninfas se reflejan metamorfoseadas en árboles y en el estanque rodeado de muros y cipreses donde se asoma Venus, la protectora de los jardines.

Imagen 12. Estanque entre cipreses.

En el sur del jardín, más cercano al Jardín Botánico, se ubica otro acceso, que está acompañado en su recorrido por una pérgola.

Imagen 13. Pérgola.

Por su modesta dimensión y su singular ubicación, este jardín concentra todos los elementos de manera precisa, incorporando una gran cantidad de aspectos de la cultura jardinera valenciana.

Dicen que las imágenes son más valiosas que las palabras, así que aquí tenéis un vídeo del Jardín de las Hespérides. 


https://www.youtube.com/watch?v=FCxNiykTsZs&feature=emb_logo 

 

Más información:

El mítico jardín de las Hespérides, https://sobregrecia.com/2009/07/14/el-mitico-jardin-de-las-hesperides/

Hespérides, https://es.wikipedia.org/wiki/Hesp%C3%A9rides

Los doce trabajos de Heracles, https://es.wikipedia.org/wiki/Los_doce_trabajos_de_Heracles

El Jardín de las Hespérides de Valencia, http://jardins.valencia.es/es/jardin/jardin-de-las-hesperides

Jardín de las Hespérides, Valencia, https://www.via-arquitectura.net/09/09-040.htm

Jardín de las Hespérides, https://www.valencia.es/ayuntamiento/urbanismo.nsf/vDocumentosTituloAux/EE69968F6258679CC12572A50048D457?OpenDocument&bdOrigen=ayuntamiento%2Furbanismo.nsf&idapoyo=&lang=1&nivel=15

El Jardín de las Hespérides. Un jardín de colección, Tríptico publicado por el Ayuntamiento de Valencia.

Imágenes:

Imagen aérea del conjunto: https://www.via-arquitectura.net/09/09-040.htm

Imagen 1, imágenes 5 a 13: Fuente propia ©Carmen Lacasa Esteban

Imagen 2: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edward_Burne-Jones_-_The_Garden_of_the_Hesperides,_1869-1873.jpg

Imagen 3: El Jardín de las Hespérides. Un jardín de colección, Tríptico publicado por el Ayuntamiento de Valencia.

Imagen 4. Planta: https://www.valencia.es/ayuntamiento/urbanismo.nsf/vDocumentosTituloAux/EE69968F6258679CC12572A50048D457?OpenDocument&bdOrigen=ayuntamiento%2Furbanismo.nsf&idapoyo=&lang=1&nivel=15

Notas:

[1] Fragmento de la obra Gerioneida, de Estesícoro (poeta griego, 630 – 550 a.C.) fragmento S8.

[2] Hortus conclusus: significa jardín cerrado y fue una tipología característica de la Edad Media, asociada a monasterios y conventos. Podía estar cerrado por un cercado vegetal o arquitectónico y era fundamentalmente huerto para el cultivo de plantas aromáticas y medicinales. Fuente: https://canal.uned.es/video/5ac4b8bfb1111f365c8b459b

[3] Atlas: titán de la mitología griega, condenado por Zeus a sostener el cielo. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Atlas_(mitolog%C3%ADa)  

[4] Heracles, llamado Hércules por los romanos.

[5] Euristeo: rey de Argólida, preferido de Hera para reinar sobre Micena, y que hizo que naciera unos meses antes que Heracles. El oráculo de Delfos ordenó a Heracles que se pusiera a su servicio durante doce años y que realizara los diez trabajos que le encargara el rey para llegar a ser inmortal. Al final fueron doce los trabajos que le encargó porque consideró que dos de ellos no los había realizado correctamente. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Euristeo


21 marzo 2019

DEL CAMINO A LA AVENIDA

Por Carmen Lacasa Esteban. 
Artículo redactado para el llibret 2019 de la Falla Maestro Rodrigo - General Avilés 

La primera mención documentada de Campanar data de 1242, cuando el rey Jaume I otorgó esta zona a Gaspar de Espalangas en reconocimiento a los méritos alcanzados en la guerra “contra el infiel”. Esto formaba parte de la campaña de reparto de tierras entre los vencedores contra los musulmanes que habían gobernado la ciudad hasta el año 1238.
El hecho de que no se hubiera documentado hasta ese momento el nombre de este distrito del Cap i Casal, no significa que no existiera ya desde hacía algunos siglos un asentamiento en la zona, con mayor o menor dispersión de población, que hacía que fuera notable.

Orígenes de Valencia
Más allá de la leyenda[1], Valencia fue fundada en el año 138 a.C. por el cónsul romano Décimo Junio Bruno. Su misión era la de ser una colonia destinada a proteger las zonas ocupadas por la expansión de la República Romana y servir de base para nuevas campañas de ocupación del mar Mediterráneo.
Valentia[2] se construyó en un terreno urbanísticamente virgen, en un islote fluvial del río. En un principio fue un espacio amurallado de unas 10 hectáreas, lo que podría considerarse una gran superficie con respecto a otras ciudades de la península, pero pequeña en comparación con el resto de colonias romanas.


Imagen 1. Fundación de Valencia, por Tito Livio.